lunes, 20 de julio de 2009

A veces, la solución no está en bocas de otros, sino en letras impresas desde el anonimato.

Recluida, he vuelto a mis libros y a mis pensamientos. Las noches de borrachera me saben a vacuidad. La alteración de mis sentidos me perturban, se agudizan demasiado. El método Poe no sirve para escribir.
Mis libros, amigos silenciosos que me acompañan, uno diferente para cada momento, el apropiado para mi estado de ánimo. No todo el mundo es capaz de sentir paz al entrar en una libreria, un espacio familiar, llena de conocidos y desconocidos esperándote como si fueras el invitado de honor. Los libros son cachorros apiñados en estanterías, esperando que alguien los compre, y se los lleve a casa, y los mime, y los ame. La sensación mágica de que uno te mira con ojos especiales, más tiernos que el resto, te conoce, aunque tú no lo conozcas a él.
En mi escritorio reposa Lo importante es perder, no sé nada de su autor, pero él ha escrito una historia que sabía que yo iba a necesitar.

1 comentario:

Peter Pan dijo...

La solución nunca está en boca de otros, siempre suele esconderse en algún lugar de nuestro silencio.

Seguidores