viernes, 26 de febrero de 2010

A veces no me quejo cuando me despiertan temprano.

Despertar con la voz de Emmanuelle es un dulce despertar. No importa las horas de sueño, no importa las pesadillas ni el cansancio; importa la sensación de tenerla cerca, aún cuando está lejos. Me gusta mezclar la realidad de sus palabras con la ficción de mis sueños en ese estado de duermevela.
A veces me da miedo estar inventando algo que no existe, estar aprovechando que está lejos para crear algo idílico y perfecto, pero luego ella, con su seguridad, con la risa que traspasa el hilo telefónico, con los suspiros que se sienten más que se escuchan me confirma lo que no sospechaba, me da raíces para aferrarme, un tronco fuerte donde amarrarme...
Estar lejos es difícil, pero sería más difícil que no estuviera. No sé por qué, pero sé que va a seguir estando.

jueves, 25 de febrero de 2010

De resaca sin poder abrir los ojos.

Los días de resaca nunca son productivos, los días de resaca deberían estar prohibidos en el contrato laboral, ser motivo de baja.
La cabeza me funciona lentamente, no pienso bien mientras intento pescar algún recuerdo en el lago de alcohol que aún blanquea mi sangre. No recuerdo nada del día de ayer tras la caída del sol, no recuerdo haber visto anochecer, parece que ha una noche que se ha volado de mi historia.
En realidad es divertido como anécdota, pero me asusta haber hecho algo incorrecto. Necesito reconstruir la noche para estar más tranquila, hoy será un día de preguntas y de respuestas que no sé si creer.

lunes, 22 de febrero de 2010

Hoy me he despertado con el escalofrío típico que me provoca la ausencia de tu cuerpo. La lluvia gris golpea los cristales líquidos por tercer día consecutivo, el repiqueteo de las gotas contra los tejados no me dejan dormir. La humedad empieza a envolver los huesos con un resquicio de soledad.
Aún me quedo en la cama un rato más, tapada hasta los ojos, protegiéndolos de la luz artificial que acabo de prender. Me quedo un poco más intentando recordar los sueños de esta noche, intentando recuperarlos, continuarlos... Me quedo un tiempo imaginando los sueños que no he tenido, planeando un encuentro, proyectando un deseo.
Queda algo menos, pero menos ahora se me hace largo y desesperante.

viernes, 19 de febrero de 2010

Aún no son las diez...

Hoy he abierto los ojos muy temprano, demasiado temprano, apenas si había amanecido, ni siquiera era capaz de escuchar el tráfico clásico del día recién comenzado. Rayaba las ocho de la mañana y llevaba tiempo dando vueltas y más vueltas... odio tomar posturas sin encontrar la adecuada. Finalmente, he decidido levantarme, aprovechar la mañana, arriesgarme a quedarme dormida antes de que Emmanuelle me llame esta noche...
Emmanuelle acaba de entrar en mi vida, es un nuevo personaje en esta historia. Aún no está definido, no sé como tratarlo muy bien, pero espero que no se me escape de las manos como otros, ascenderlo de secundario a principal. En realidad es Emmanuelle quien no me deja dormir, he soñado hoy con ella y me he despertado nerviosa, creyendo que me había quedado dormida, que ya era demasiado tarde para esperar su llamada. Me equivoqué y ahora malgasto el tiempo frente al ordenador en espera de que suene el teléfono. Me gusta esta sensación de inseguridad que en este momento me recorre, me gusta este no manejar la situación con la seguridad de que no puede salir mal.

jueves, 18 de febrero de 2010

Hacia Otóntoron.

Cuando empecé a leer de pequeña me sumergí en el mundo de Fantasía, Ende conquistó mi vida, me convirtió en subdita de la hija de la luna, me hizo odiar la Nada. Cuando fui creciendo el pueblo mítico de Macondo sustituyó a Fantasía, era más verosímil, pero igual de mentira... la ficción seguía proporcionándome lugares para soñar.
Cuando creces olvidas los países de Nuncajamás, olvidas girar a la derecha en la segunda estrella y seguir volando todo recto hasta el amanecer... De mayores volamos en aviones metálicos a Roma, a París, encerramos la magia para hacerla real, para poder creerla.
Pero de vez en cuando, muy de vez en cuando, aparecen lugares donde no podemos ir, son ellos los que vienen; en ocasiones surgen de nuevo sitios con los que soñar.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Nunca he escrito bien envuelta en felicidad. Siempre he sido en este estado demasiado cursi para ser poeta, demasiado romántica para narrar. Emmanuelle me arranca sonrisas sin saberlo. Al levantarme, con los ojos aún llenos de telarañas, ladeo la cabeza, alzo las comisuras de los labios, mientras la recuerdo. Los sueños de la noche todavía pueblan mi cabeza.
Tengo desde hace días una percepción extraña del tiempo. Los días se hacen largos por la ausencia, por el deseo de volver a verla. Los minutos pasan demasiado rápidos cuando el hilo telefónico nos permite una artificial sensación de cercanía.
Las camisas han dejado de mancharse de sangre o al menos la mancha se quita con facilidad. Estoy curando heridas, borrando cicatrices, venciendo miedos... Sé que es un trabajo que sólo me incumbe a mi, pero un poco de ayuda siempre se agradece.

lunes, 15 de febrero de 2010

Un día triste lo tiene cualquiera. Las causa de mi tristeza son únicas e intransferibles, como todas.
Eloísa está molesta o enfadada o algo cuyo nombre desconozco pero que es igual de desagradable... solucionarlo sería fácil de disponer de un tiempo que no tiene. Eloísa estrena obra. Eloísa estrena compañía de teatro. Eloísa está demasiado ocupada estrenando. Hablaremos luego supongo, espero.
Elvira está fuera de mi vida. No se ha ido. La he echado. Me sigue costando mantenerla al margen. Era algo inevitable. Caminar con el pasado a cuestas me hacía ir demasiado despacio. Combinar en el presente el pasado y el futuro se me hacia demasiado difícil. Tenía que elegir. Escogí el futuro, y en mi futuro hay alguien que me arranca sonrisas aunque sea en la distancia.

jueves, 11 de febrero de 2010

Enamoradiza y perfeccionista. Sigo buscando imposibles en personas lejanas, a veces encuentro ilusión en las que están más cerca.
Quiero aprenderlo todo; al final me quedo en aprendiz avanzado, las escobas se me parten o se me ahogan, no sé manejarlas, pero me resulta fácil hacer que cobren vida. Si me fijo en las dificultades me hacen sonreír de medio lado, con un toque canalla, desafiante. Lo imposible es lo que me retrasa.
Me he dado cuenta que los obstáculos aumentan de tamaño de manera directamente proporcional a nuestros miedos, a nuestros fantasmas. Estoy lavando las sabanas, cosiendo los agujeros que hacían las veces de ojos, ya no quedan en mi casa cadenas que hagan ruido, debe ser el eco del viento... Un aire de valentía revuelve hoy mi pelo, los obstáculos se van disolviendo como el ibuprofeno en el agua un día de resaca.

sábado, 6 de febrero de 2010

Vale, voy a cerrar los ojos y a pedir un deseo... ya está. ¿Se hará realidad? ¿Adivinas cuál es?
Hay muchos deseos rondando mi cabeza, muchas ganas de muchas cosas. No sé si es mejor escoger uno imposible para mantener la esperanza o uno más vulgar pero más irrealizable... lo mejor: uno que creía imposible y que ha resultado no serlo.
En realidad me gusta más expresar lo que no deseo que lo que quiero, se me da mejor rechazar que exigir. Hoy no quiero quedarme en casa, no quiero quedarme pegada al ordenador en espera y captura de un mensaje olvidado... ya miraré por el movil si ha sido enviado.

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