lunes, 31 de marzo de 2008

Fantasmas

Hay dos tipos de fantasmas: los que han dejado de ser y los que nunca han sido, son estos últimos los que me dan miedo.

Los primeros fueron, existieron, eran vivos, ahora son muertos, no son, lo que no existe no puede aterrarte.

Los otros no, los otros no han existido nunca, los otros soy yo quien los creo y en quienes creo. No son ectoplasma con sábanas ululando a la luna, ridículos. Son mis miedos, con nombres, con fechas, palpables, cada uno con su propia historia. Son los que me quitan el sueño.

Estos fantasmas anidan en mi como parásitos que me carcomen y cuando me enfrento a ellos el corazón es un repicar de campanas roídas por el moho.

Los fantasmas que no han sido son, cuando la ficción acaba corrompe la realidad, los cuentos de hadas se transforman en pesadillas

domingo, 30 de marzo de 2008

Creciendo y sin querer olvidar

Los recuerdos de la adolescencia se quedan en la recamara, para preservar los dorados años de la infancia. Naufragamos buscando la realidad cuando no nos queda más que las memorias idealizadas de historias como puzzles que nos ayudaron a construir.

Cuando empezamos a olvidar comenzamos crecer, iniciamos el camino a la muerte.

Crecer es un olvidar continuo.

De niños somos inmortales porque no tenemos pasado y el futuro no importa.

De mayores olvidamos el pasado y construimos el presente en base al futuro.

De pequeños buscamos tesoros ocultos en islas perdidas.

De mayores buscamos tesoros que nos enriquezca, o no buscamos tesoros.

Seguiremos, entonces, tropezando con la misma piedra.

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