jueves, 13 de mayo de 2010

Nervio, nervios y más nervios. La peina que no encontraba y que finalmente me regalaron. Los tacones, que no son altos pero con los que no sé andar. Mi madre aún no ha visto el traje de volantes, seguro que llora. Los pendientes me van a doler, hace más de un año que no uso. Cansancio, cansancio, cansancio... es lo que adivino en mi futuro próximo. La felicidad lo invade todo. Hoy lo trivial se disuelve. No voy a casarme pero estoy nerviosa como si fuera a hacerlo.

jueves, 6 de mayo de 2010

Hay dos maneras de ordenar las cosas: la clásica y la funcional. La clásica todo el mundo la entiende, puede ser por orden alfabético o cronológico o incluso estético, todo está recogido y se respira un aire de tranquilidad sacado de un cursillo intensivo de feng shui. La otra es diferente, es mejor aunque no se entienda a primera vista. Yo ordeno las cosas de manera funcional: el mando de la tele puede estar en el suelo, pero siempre a la derecha, porque es la mano con la que lo cojo; las llaves siempre están en un radio no mayor a un metro delos pantalones que me quite anoche y el libro que me estoy leyendo está en la mesita de noche... nada está en su sitio, pero quizás es que no tienen un sitio donde estar.

martes, 4 de mayo de 2010

Creo que me estoy perdiendo en aguas que no conozco.

De médicos.

No me gusta ir al médico, no me gusta, pero tengo que hacer un esfuerzo. Llevo más de una semana diciendo que voy a ir, engañándome a mi y al resto; en realidad lo hago para sentirme culpable cuando me preguntan y obligarme a levantarme temprano para ir al centro médico. No soporto su olor aséptico a desinfectante, el silencio sólo interrumpido por toses vacilantes y rozar de batas contra los pantalones... Espero que me confirmen mi diagnóstico de que es una tontería.

lunes, 3 de mayo de 2010

Reflexionando.

Tengo una sensación extraña como de levitar, no de volar, no, de levitar; como si los pies se elevaran unos centímetros, pocos, tan pocos que nadie se da cuenta pero yo sí. Levitar es un deporte peligroso porque puedes trastabillar y caerte, y nunca se sabe qué seres invisibles o qué objetos imaginados pueden hacerte tropezar.
Hace días que siento un hormigueo en la parte izquierda del pecho, como si un animalillo estuviera rascando la piel para salir, pero suavemente, sin hacer daño, es un animalillo considerado y amable, que sólo pretende su libertad, lástima que no sabe que cuando se trata del amor no hay más libertad que la de estar preso... si limara la reja y escapara de seguro moriría.
Últimamente pienso mucho en el pasado, en lo que he perdido, a lo que he renunciado. Me he dado cuenta de qué cerré las puertas a un fracaso romántico en favor de ventanas modernistas; que ese punto de perdedor me sigue atrayendo, pero prefiero la sencillez de esta victoria, de este ganar sin esfuerzo. Quizás algún día consiga olvidar el nombre de ciudades, la letra de canciones. Tengo un futuro que promete borrar huellas, eliminar cicatrices, hacer una limpieza completa del espíritu sin pasar por el quirófano. A veces las renuncias marcan el inicio. Los puntos finales por regla general carecen de sentido. Sólo indican un cambio de ritmo, de tema, de vida.

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