lunes, 10 de agosto de 2009

You have not power over me.

Odio la burocracia. Ya sé que lo he dicho antes. Ya sé que me repito. Lo sé, pero es que otra vez se ha cruzado conmigo, éramos dos vaqueros solitarios, frente a frente, las manos temblando sobre las culatas de los revólveres, el polvo entrando en los ojos que no se cierran... en el último momento se ha encasquillado mi pistola en el cinturón, la burocracia no puede ser más rápida, pero siempre gana.
Egón necesitaba unos permisos para su exposición de pintura. Egón consiguió los permisos. Estaban concedidos. Ahora no sirven de nada. Están concedidos pero no se pueden recoger. Empiezan a hablarte de distritos y concejalías. Da igual. Lo importante es que no los tienes.
La burocracia en realidad es como la persona amada que no te corresponde, le entregas todos tus papeles, incluso aquellos que pierdes en ocasiones; te hace dar vueltas y sentirte perdida; en ocasiones incluso te sientes estúpida por no entender los requisitos, las claves, las miradas, las abreviaturas, las sonrisas, los latinismos, los gestos... La burocracia es como el rechazo, es necesario pasar por él para conseguir otra cosa.

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