martes, 18 de agosto de 2009

Me he cansado de las miradas furtivas que no existen, de las caricias involuntarias que no significan nada. Me he cansado de descifrar secretos donde no hay más que una página en blanco, de recorrer laberintos con paredes que no se alzan.
Echando la mirada atrás puedo ver todos los errores cometidos que no debí cometer, los que tuve la osadía de salvar y hubieran sido los que me hubieran enseñado. Si la vida continua, al menos voy a intentar que siga de otra manera.

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