viernes, 12 de diciembre de 2008

Yo nunca me despido de mis amigos, sólo les deseo buen viaje.

Los besos de despedida saben a ultimátum y a esperanza, a espada y a pared, a última oportunidad. Los besos de despedida son los pasos cobardes del día a día, avanzamos un metro a última hora, es el sprint final de los ciclistas que no sirve para alcanzar la cabeza cuando vas en el pelotón.
Las palabras de despedida siempre me suenan a caverna vacía, resuenan antes de salir y después de pronunciadas se quedan huecas.
La diferencia básica entre el amor y la amistad son dos: la ausencia/presencia de sexo y la exclusividad. El amor es exclusivo, requiere de dos y cualquier número superior es un problema. La amistad no es exclusiva, es concluyente: te forma, te define. 
El tiempo es algo relativo cuando hablamos de amistad, las conversaciones continúan años después, los cambios que para otros son importantes para tus amigos lo son sólo de forma, no de esencia. Si no me conocieran tan bien, pensarían a menudo que estoy loca.

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