martes, 30 de diciembre de 2008

Cada vez siento más, cada vez pienso menos*.

Se acerca el día terrible: la nochevieja. Esa hora en la que parece que todo comienza, en la que nos hacemos promesas que nunca se cumplirán y propósitos que sabemos no llevaremos a cabo.
Año nuevo, vida nueva. Es absurdo. No se puede cambiar una vida en un minuto.
Yo sólo pretendo seguir como hasta ahora, si acaso pidiera algo sería sufrir poco, al menos un poco menos que en los últimos doce meses. No será fácil. Soy adicta al amor y el amor es peligroso y dañino, sobre todo cuando sabes que no hay posibilidad de un final de cuento comiendo perdices y siendo felices. Tengo un master en amores imposibles, mi tesis doctoral podría titularse "Siempre me voy a enamorar de quien de mi no se enamora o de como una mala canción es capaz de definirme".
He decidido caer. Después de sentirme en la cima por nada, he decidido caer. Ya no hay nada que pueda hacer. Tuve una visión y se ha esfumado. La conquista es para los caballeros del medievo, yo soy una romántica decimonónica que prefiere morir tísica sin tan siquiera haber intentado enamorar a la persona amada.
*Loquillo



No hay comentarios:

Seguidores