martes, 9 de diciembre de 2008

Golpeando mi cabeza todas las ideas resuenan a hueco y mi corazón parece gelatina fácil de atravesar.

Los pensamientos se diluyen en la sangre, los pensamientos fríos se calientan en la sangre. La razón se confunde con el corazón, el enfrentamiento es inevitable.
El cuerpo no es más que un apéndice inservible del alma, un defecto que todos ven como esencia.
El amor es una necesidad inculcada sin la que nos cuesta respirar, por la que nos cuesta respirar.
Me aprisiono en mis silencios que me esclavizan, huyendo de las palabras que se quedan en vacío, la palabra es un dios inclemente que te obliga a arrodillarte. 
Hoy me he levantado con un vacío en el centro del pecho, nunca he creído que el corazón estuviera a la izquierda, nunca he creído en los científicos que se aferran a leyes inmutables, a reglas perpetuas.
La distancia se me agranda, odio la navidad, odio tener que hacer planes para un miércoles, un miércoles es un día más por muy rojo que aparezca en el calendario.
Algún día te veré sobre un caballo blanco atravesando un bosque espeso, ese día marcará el comienzo del año y de la historia. Ese día dejaré de celebrar la nochevieja, contigo todas las noches serán nuevas.

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