miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un concierto, un encuentro y un libro.

Los estados de ánimo extremos me bloquean. Cuando me embarga la tristeza o la felicidad o la tristeza no puedo hacer nada más que sentir, ni siquiera escribo, sólo observo lo que me rodea buscando un punto de inspiración. Esta vez ha sido la felicidad la que me ha impedido acercarme al ordenador durante cuatro días. La prefiero.
Eloísa y Wilde dieron el pistoletazo de salida:
-Entradas para el concierto de Bunbury: 96 Euros.
-Taxi para llegar al polideportivo: 7 Euros
-Camiseta oficial de la gira: 20 Euros.
-Copas para aliviar la sed: 30 Euros.
- Bunbury  sobre las tablas, Eloísa descubriendo que adora la música de Enrique, Wilde y su sonrisa, el abrazo de los tres al descubrir una canción que sería nuestra: no tiene precio. Hay cosas que el dinero no puede comprar. Hay amigos que tienen tanto valor que no hay dinero en el mundo suficiente para mantenerlos a tu lado.



Salomé ha vuelto a entrar en mi vida y realmente no sé como tratarla. Supongo que desaparecerá en un corto espacio de tiempo, como siempre, no le guardo rencor, pero tampoco tengo esperanzas en ella ni puedo creerla, es de esas personas que van y vienen, que se quedan tan poco tiempo que termina siendo un rumor de olas, puede que esté ahí, pero ya no quieres verlas.
Ellin me regaló un libro, no esperaba ese gesto, ha sido bonito. La sentí cerca por primera vez, pensé que sus abrazos eran ciertos, me di cuenta de que iba a echarla de menos.

Estos cuatro días han sido demasiado largos, mis amigos siguen ahí, otras personas han aparecido, yo estoy bien en mi vida y no quiero dar ningún paso que la cambie. Sigo sin entender la forma de pensar de los seres humanos, me parecen una raza extraña, me cuesta creer que yo pertenezca a ella.
P.D.: Wilde ya no será Wilde, él quiere ser Dumas. Yo lo veo más como mosquetero, él no lo cree. Será Dumas y Eloísa seguirá siendo mi Eloísa.



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