lunes, 22 de febrero de 2010

Hoy me he despertado con el escalofrío típico que me provoca la ausencia de tu cuerpo. La lluvia gris golpea los cristales líquidos por tercer día consecutivo, el repiqueteo de las gotas contra los tejados no me dejan dormir. La humedad empieza a envolver los huesos con un resquicio de soledad.
Aún me quedo en la cama un rato más, tapada hasta los ojos, protegiéndolos de la luz artificial que acabo de prender. Me quedo un poco más intentando recordar los sueños de esta noche, intentando recuperarlos, continuarlos... Me quedo un tiempo imaginando los sueños que no he tenido, planeando un encuentro, proyectando un deseo.
Queda algo menos, pero menos ahora se me hace largo y desesperante.

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