lunes, 19 de enero de 2009

Mis amigos, más o menos felices. Mis personajes, más o menos divertidos. Nunca, por suerte, más o menos normales.

Dice Aristóteles que la amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas. Para Kalil Gibran no se debe buscar al amigo para matar las horas, si no con horas para vivir.
La amistad es algo tan difícil de definir como de encontrar.
Dumas se ríe de mis chistes aunque sean malos, me abraza si que se lo pida, se las arregla para estar siempre presente.
Egon me defiende como caballero medieval, espada en mano y lanza en ristre, cada palabra está en su justo momento para ayudarme a caminar.
Eloísa me recuerda lo que valgo, Eloísa me hace sonnreir. Tiene tanta fe en mi que me termino creyendo capaz de todo.
Mario y Roxana me ofrecen todo lo que tienen y me regalan lo que no. Con ellos el pasar por el mundo es más fácil, más divertido. Son la clave para creer en el amor.
Ozlem y Ellin recién ahora empiezan a estar en mi vida, pero empiezan a ser necesarias.
Giuseppe te regala su experiencia, le quita el valor a las cosas cuando le das demasiada importancia. Con él siempre termino riéndome de mis problemas, porque no son tantos, porque no son irresolubles.
Beatriz y Mercedes existen desde que tengo recuerdos, son por derecho propio, por mucho tiempo atrás, por más aún adelante.
Elvira fue quien me enseñó que era la amistad, quizás ahora esté lejos, es posible que nuestra situación sea difícil, pero fue ella quién me enseñó que en la mayoría de las ocasiones la amistad no es un puente hacia el amor, como dijo alguien, si no un puente hacia la vida.
Creo que tengo demasiados cuerpos, demasiadas almas para un sólo corazón. Creo que tengo suerte de tener tantas almas, tantos corazones.

No hay comentarios:

Seguidores