domingo, 28 de junio de 2009

Ahora que llega el verano, todo el mundo se desperdiga, pero yo tengo una brújula que me ayuda a encontrarlos.


Hace dos días cumplí los 27. Hace dos días que mi cuerpo está destrozado y mi alma se me escapa, vuela demasiado alto; el corazón late desacompasado, pero con fuerza.
Me han regalado libros y botellas de vino, alguien que me intuye me obsequió con un cuaderno de bitácora, los que me quieren me han ofrecido un viaje al centro de la península... ahora tengo una brújula. Me han regalado una brújula para que busque mi norte, para saber donde está el sur. Tengo una brújula de aguja imantada que tiembla en mis manos. El viernes no pude llevarla a mi fiesta. Se hubiera estropeada, se hubiera vuelto loca, Había tantos nortes de mi vida, tantas personas que me indican el camino, que no habría parado de oscilar.
Me gusta este dolor de pies, este sentirme débil, estas agujetas en la cara de no parar de sonreír.
Mañana volveré a la rutina con la promesa velada de no volver a ella, con el deseo contenido de un cambio evidente.

No hay comentarios:

Seguidores