martes, 24 de noviembre de 2009

Escribir es una tarea solitaria y casi siempre poco productiva.

Lo peor de los bloqueos es que parecen que no pueden superarse. Es que parecen monstruos invisibles que te estrujan el cerebro y no te permite pensar.
El deseo de terminar es mayor que la posibilidad de hacerlo.
Supongo que también puede ser el sueño que aún me acecha. Este estado de duermevela en el que todavía no despierto, en el que me gusta el silencio roto por la música, el aislamiento de la sociedad.
Voy seguir sacando ases de una manga vacía aunque se note la trampa, tengo que seguir haciendo aparecer conejos de un sombrero de copa sin doble fondo... A veces no sólo es difícil, si no también cansado e incluso doloroso.

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