Tu nuca acaricia mi mano con el ronroneo de las ideas que palpitan, de la sangre que fluye, de los nervios eléctricos. Mi mano acaricia tu nuca a borbotones, con espasmos.
Quizás perder sea una gran aventura, la herida del derrotado en la lucha es la marca del vencedor. Quizás sea más difícil eliminar una mancha de sangre de los nudillos que una cicatriz en los huesos. Las heridas profundas son las únicas que me enseñan. Quizás perder sea la mejor elección.
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